
Nuestro lugar EN EL MUNDO.
Estancia Alinco nació del sueño de Jorge y Celina, un anhelo hecho realidad al encontrar este rincón mágico en la Patagonia. Con la visión de crear un refugio para su familia, hicieron de este lugar un escenario donde los sueños cobran vida.
Aquí, el tiempo se transforma en una experiencia única: paseos a caballo que conectan con el paisaje, días de rafting y pesca en aguas cristalinas, y largas sobremesas junto al río, donde las risas y las historias fluyen con la misma naturalidad que la corriente. Alinco es un refugio; es el alma de una familia plasmada en la inmensidad de la Patagonia.
A lo largo de los años, Estancia Alinco ha sido mucho más que un lugar de descanso; se ha convertido en un escenario donde cada miembro de la familia ha encontrado oportunidades para crecer y conectarse con el entorno. Jorge, fiel a la tradición familiar, ha dado vida a una producción agrícola y ganadera de excelencia, criando ganado de primera calidad y cultivando alfalfa en tierras que, hasta hace poco, parecían improductivas.
Por su parte, Celina, una apasionada amante de los caballos, encontró en La Estancia el escenario perfecto para hacer realidad su sueño. Con el apoyo incondicional de la familia, ese anhelo se transformó en un proyecto que, con el tiempo, ha florecido y se ha consolidado como un prestigioso haras, reconocido por la calidad y excelencia de sus ejemplares.
A medida que los hijos crecieron y siguieron sus propios caminos, Estancia Alinco dejó su huella, trascendiendo como un espacio que conserva la impronta de la familia. Aquí, las tradiciones perduran, las risas resuenan y los recuerdos se tejen, fortaleciendo un vínculo que deja una marca imborrable en cada generación que pasa por este lugar.